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MARISA MELL

y su DKW RM 350 de 1953

ilustración digital vectorial

Marisa Mell y su DKW RM 350 de 1953. es un trabajo personal de ilustración. Forma parte de una colección de creaciones gráficas agrupadas bajo el título Amazon et Machina.

La Amazona

Lo que tuvo y no tuvo, o no retuvo...

En Austria, en la ciudad de Graz, tiene La Mell su placa-homenaje. Plaquita de barrio de infancia con texto de esquinas. Glosa lo que tuvo y no tuvo, o no retuvo —vaya usted a saber—, cuando dejó de ser perfecta: Cuando dejó de ser bella… Así de simple. Pues verán…

Tuvo La Mell una refinada formación como actriz, una no tan buena carrera y cinco idiomas para una voz sensual y profunda… Y sí: fue hembra de soberbia arquitectura; rostro banderizo de extraña belleza y ojos de mirada perversa y voraz. Ojos de tigra y absenta.

Disfrutó de un excelente salario y los mejores comienzos (Monicelli, Bava, Fulci). Casa en Madrid y en Roma. Atesoró portadas en las principales revistas internacionales. Y rechazó el anchuroso y tiránico contrato, que Hollywood le ofrecía, camuflado bajo el oropel lucrativo de las estrellas.

Coleccionó amantes, de los que dio inspección en su autobiografía “Coverlove”, incluyendo dos playboys de manual. Uno con mansión, yate y club nocturno. Productor de películas y, en su tiempo libre, confidente de la mafia y traficante de drogas. El otro: mediático, cínico y divertido personaje con finales de pañuelo pirata y chiringuito en Marbella. Y un gran amor con aromas new age; carnal y volcánico. Pero imposible entre dos seres febriles que se devoran con avidez suicida…

Fueron dos décadas legendarias reinando sobre el frívolo glamur de la noche; los paparazzi y los ecos de sociedad. Dos décadas de belleza, alcohol y drogas duras. Comandando el inevitable naufragio de aquella mítica, cínica, decadente y corrupta Roma de la “dolce vita”.

Si vivir es un arte que nadie sabe en qué consiste: la vida de La Mell pudiera ser un arte con método de reglas ciegas. Un dédalo de encrucijadas, instintivo y variable. Mujer vulnerable, al albur de la suerte, de su apetito, de su belleza. De su voluntad salvaje, de fervor adolescente… ¿Un mal día? Cuida que no sea una peor noche.

A la buena de un dios extraviado, se desvanecieron la juventud y la apariencia. Llegaron la escasez de las ofertas y la ínfima calidad de las mismas. Pero había que sobrevivir. “Casanova 70”, “Una historia perversa” o; “Marta”, “Alta tensión”. La elevaron al reinado incuestionable del mejor y del peor Guiallo italiano y español.

Cuando descubrí a Marisa Mell: yo vestía uniforme azul del aire, tenía tardes de pernocta libre y unas cuantas décadas menos. Fue en una cinta de Mario Bava titulada “Danger: Diabolik”. Una adaptación del famoso cómic de las hermanas Giussani, que el genio transalpino convirtió en una delicia psicodélica. Un delirante e ingenioso arrebato pop sesentero que no deberían perderse. Y fue en un videoclub con dependienta punk, de minifalda imposible y medias de rejilla; que desde sus ojos punk miraba mi uniforme con mirada punk…

Verán. Pese a los años, de la vida solo conozco los alrededores. Y estos me llevaron por otros derroteros. No conservo el uniforme azul del aire, ni existen las tardes de pernocta. Vi desaparecer todos los videoclubs y las décadas, se me sumaron a velocidad de crucero… Hoy solo quedan los recuerdos. Lejanos testigos de una vida que, tiempo atrás, se soñó eterna… Y me pregunto qué habrá sido de aquella dependienta punk, de minifalda imposible y medias de rejilla; que desde sus ojos punk miraba mi uniforme con mirada punk… y que tanto se parecía a La Mell. A quien yo recuerdo, como la supo ver Bava. Como Eva Kant: amoral, ajena a todo y a todos, bella y libre.

Alcanzó la muerte buscarle el flanco a esta mujer, en la ruina y olvidada. Una emboscada fácil. Un cáncer de esófago como epílogo furioso al ceremonial de los excesos. El 16 de mayo de 1992, a los 53 años de edad, muere Marlies Theres Moitzi. Marisa Mell.

Lo que tuvo y no tuvo, o no retuvo. De verdad… ¿Así de simple?

La maquina

La mayor productora mundial de motocicletas durante los años 20 y 30. La empresa con cátedra en el arte de los dos tiempos, con sobrealimentados portentos para competición. La factoría obligada a entregar los planos de su legendaria e innovadora RT 125, en concepto de reparaciones de guerra: A Inglaterra (las Bantam de BSA); Estados Unidos (las Hummer de Harley); Rusia (M1A de MMZ) Y Polonia (SHL y Sokól de WFM). La motocicleta más plagiada de la historia —de manera legal o no— por la mayoría de los fabricantes del orbe. Todo esto y algunas cosas más fue DKW.

Eso y un departamento de carreras capaz de llevar a cabo y perfeccionar, una leyenda para la historia de la velocidad en los increíbles años 50: la RM 350.

La máquina debutó en el Gran Premio de Suiza de 1952. Poseía —no podía ser de otra manera— un motor de dos tiempos. Con tres cilindros dispuestos de una forma peculiar: uno horizontal y dos en paralelo e inclinados hacia el frente. La moto destacó, aparte de por su elevado consumo, por un ruido ensordecedor. Las altas revoluciones del motor, la original disposición de los cilindros y un escape con una reverberación especial; le proporcionaba un sonido extravagante, chirriante. Y un sobrenombre para la leyenda: “Singende Säge”… Ya les dije que DKW era algunas cosas más; como, tal vez, construir la motocicleta más ruidosa de la historia…

El desarrollo de la RM 350 continuó hasta 1956 (45 CV a 13.000 rpm con línea roja a 15.000 rpm). Nunca fue suficiente para un campeonato mundial de marca. ¿Dónde hubiese llegado la capacidad de esta máquina, de haber continuado su desarrollo? Solo podemos imaginar que muy lejos.

Pero el final de una leyenda de las carreras asomaba en el horizonte. El estancamiento de las ventas de motocicletas de mediados los 50, se cobra una nueva víctima. A finales del 56, Helmut Görg inicia la disolución del departamento de carreras que culmina en marzo del 57. Durante el proceso o, tal vez, después: algunas máquinas, partes de ellas, incluso una RM 350 completa; desaparecieron. Material sobrante de las carreras, piezas de prototipos, volaron o se prensaron para chatarra. Se desconoce… Será que DKW de fabricar lo sabía todo, pero de seguridad no aprendía nada. Será.

La amazona Marisa Mell

Tuvo una refinada formación como actriz, una no tan buena carrera y cinco idiomas para una voz sensual y profunda…

La máquina DKW RM 350

La moto destacó, aparte de por su elevado consumo, por un ruido ensordecedor. Un sonido extravagante, chirriante. Como una “Singende Säge”

Aplicaciones Gama cromática

La impresión en gran formato y sobre cualquier material; permiten llevar la ilustración digital hacia otro ámbito y tamaño alejados de los tradicionales.