REIKO IKE
y su Kawasaki Z1 de 1973
ilustración digital vectorial
Reiko Ike y su Kawasaki Z1 900 de 1973, es un trabajo personal de ilustración. Forma parte de una colección de creaciones gráficas agrupadas bajo el título Amazon et Machina.
La Amazona
«Porque hay olvidos que queman…
Sobre mi particular nido de escorpiones, de esos a los que no conviene molestar con el palito, del que ya les previne y dije; les mostraría poco a poco. He de advertirles que, si han curioseado por estas páginas, a buen seguro se han cruzado con alguno. Que, como el que les presento a continuación; son letales, agresivos y de la piel de Barrabás.
Icono sexual de escandalosa y confusa vida privada; Reiko Ike (Tokio, 1953) tuvo una carrera de nebulosos comienzos. Saltó a la fama, en 1971, gracias a dos producciones del prolífico Norifumi Suzuki. Dos películas del Subgénero Pinku eiga que generaron turbación y controversia, y no solo por su desmedida propuesta erótica. También por el ambiguo asunto concerniente a la edad real de Reiko. Y por el misterio que encierra el cómo y dónde descubrieron los productores a la actriz…
Pero escándalo, misterio y fatalidad acomodan su nocturnal melodía; de callejón, neones y hoja afilada: a la vida de esta mujer. Tráfico de drogas, fraude, amaño de partidas de dados y sospechadas relaciones con la yakuza. Imputaciones que, no siendo del todo esclarecidas, desbarataron su carrera y la llevaron a la ruina.
En su corta y prolífica trayectoria: Reiko Ike fue Capaz de rivalizar con la magnética Naomi Tani. La emperatriz de lo que aquí llamamos bondage y en Japón, llaman Kinbaku o Shibari. Sustituyó a la elegante y reconocida Fuji Yunko, en el papel de Female yakuza. Cuando el género se torna más cruel, violento y sexual. Y, con el permiso de Miki Sugimoto —su gran rival—, Reiko Ike ha sido una de las reinas del Pinky Violence, de los 70. Otro controvertido subgénero nipón del que ya hablaremos… O no.
Sin embargo, por encima de todo; Reiko ha sido quizá la única que pudiera medirse con la gran Meiko Kaji. Prometía la cara opuesta de una misma moneda, la venganza. Frente a la gélida, casi incorpórea, belleza de Meiko; con su hermetismo épico y atormentado. Reiko Ike opone una actitud áspera, dureza de gesto masculino y oficios de “Manual del Baratero”… Fue “Sexo y Furia”. Y compuso con resabios de callejón y rudeza de descampados; con ironía desafiante y dominadora: a la joven Ochô, a la Sukeban Girl Boss.
Hay quienes opinan que es la mayor gánster cinematográfico de Japón. El paradigma de la pandillera, que ella interpretó con cinismo y gracia. No ignoran que tuvo una carrera veloz, con final de destierro y olvido. Y para los que alguna vez tuvieron la intensa y luminosa sensación de entrever el misterio… Sabed, que si de Reiko Ike no se tienen noticias es porque, la antigua reina del Pinky Violence, no desea hablar de aquella etapa. Tal vez, como dijo el poeta Alfredo Zitarrosa… «Porque hay olvidos que queman y hay memorias que engrandecen».
La maquina
En 1967 Kawasaki inició un proyecto para desarrollar una 750, destinada al mercado americano. Una cuatro cilindros y cuatro tiempos equipada con frenos de disco, arranque eléctrico y distribución DOHC —doble árbol de levas—. Un ambicioso objetivo en una marca que hasta la fecha solo fabricaba motores de dos tiempos.
Con el prototipo finalizado y listo para exhibirlo; sobrevino el desastre. Honda se les adelanta con la presentación de su CB 750 Four. Una humillación para Kawasaki. El industrial japonés cancela el proyecto. No puede lanzar al mercado un producto superado por la competencia. Pero este duro golpe, no iba a quedar sin reparación…
Kawasaki sigue trabajando. Realizando estudios de mercado en EE. UU. Uno de los cuales, detecta la viabilidad de producir una 1.000 de altas prestaciones y buena estabilidad. Y con ese objetivo, el equipo del ingeniero Inamura se pone, de nuevo, manos a la obra. Este proyecto se mantendría en secreto: Con la denominación NYS (New York Steak), bajo el código interno T 103 y ejecutando la mayor parte del diseño en el McFarland’s Design de Nueva York.
En 1971 el primer prototipo se examina en el circuito de Yatabe. Después, un viaje de prueba de resistencia; llenando el tanque, rodando hasta vaciarlos, vueltos a rellenar y de nuevo, a rodar. En dos semanas, las motos camufladas con pegatinas de Honda; recorren 22.000 km. Ida y vuelta entre Daytona y Los Ángeles… Y el objetivo se decidió alcanzado. En 1972, la Kawasaki Z1 900 hizo su aparición oficial en el Salón Internacional de la Motocicleta de Colonia. Un éxito absoluto y fulminante.
Mítica como la CB-750 y fabricada para superar a esta. La Kawasaki Z1 900 ofrecía más que su directa rival. Un motor de cuatro cilindros DOHC, que podía superar los 200 km/h. La motocicleta de calle más rápida y poderosa, desde la Vincent Black Shadow. Era moderna. Poseía una estética revolucionaria y una técnica vanguardista. Y, por su facilidad para preparar el motor y su dócil manejo, recibió el apodo de “The King of the road”. Otra cosa eran los frenos y un chasis, que no estaban a la altura de ese maravilloso motor.
Reina del celuloide —recuerden, Mad Max, 1979— y de la policía americana, a partir del 78. La saga Z es el modelo medular de Kawasaki. Una leyenda que, con sus lógicas evoluciones, cumple 50 años en su cadena de montaje.
La máquina Kawasaki Z1 900
Kawasaki Z1 900: La motocicleta de calle más rápida y poderosa, desde la Vincent Black Shadow. Moderna, revolucionaria y vanguardista.
Aplicaciones Gama cromática
La impresión en gran formato y sobre cualquier material; permiten llevar la ilustración digital hacia otro ámbito y tamaño alejados de los tradicionales.